Esta competencia pretende que en la sociedad se practique una ciudadanía responsable que se fundamente en relaciones de respeto, justicia y equidad en los ámbitos personales, sociales e institucionales, promoviendo el cuestionamiento de prácticas violatorias de los derechos humanos y el uso de la violencia en cualquier situación. Plantea, asimismo, la necesidad de transformar las relaciones y normas sociales sobre la base de la democracia participativa y el diálogo.
La vivencia de una ciudadanía responsable en los centros educativos tiene que traducirse en experiencias educativas que garanticen que el estudiantado se relacione mediante la
igualdad, la convivencia pacífica y el respeto a la equidad de género, mediante la vivencia de la democracia participativa en las decisiones que toman en el aula y en los grupos de estudiantes en que participan. En ese sentido, el centro educativo es el lugar idóneo para vivenciar valores tales como la honestidad, la solidaridad, responsabilidad, el cumplimiento de los deberes y el respeto de los derechos humanos.
La competencia ética ciudadana posibilita el vínculo del centro educativo con la comunidad propiciando la solidaridad, el sentido de responsabilidad tanto familiar como cívica, respeto
a la diversidad, equidad de género y el trabajo colaborativo con la finalidad de buscar el bien común y vivenciar el respeto a las normas de convivencia pacífica.
Javier Elena, M.A.
Técnico Docente Nacional
de la Dirección de Currículo