COMPRENSIÓN
La comprensión es una actitud de tolerancia frente a una situación determinada. Las personas comprensivas, de este modo, logran justificar o entender como naturales las acciones o las emociones de otras.
Se trata de ponerse en el lugar o la situación de otra persona. El valor de la comprensión es muy importante en la infancia ya que les ayudará a valorar y entender las diferencias de los demás. A continuación, algunos consejos para lograr que los niños sean comprensivos.
Cómo conseguir que los niños sean compresivos
Existen algunas ideas que pueden ayudar a los padres y educadores para conseguir que los niños sean comprensivos:
1- Los niños han de comprender que las personas son diferentes y hay que aceptarlas con sus virtudes y defectos. Han de entender que a las personas no podemos cambiarlas y que hay diferentes razas, religiones o maneras de pensar y actuar.
2- Es conveniente enseñar a los niños a escuchar a los demás. De esta manera, dejarán que otros expliquen sus razones o argumentos para hacer algo de una determinada manera. Así evitaremos que actúen precipitadamente con ira, enfado, desesperación o tristeza.
3- Enseñar al niño a ser comprensivo pasa porque entienda que antes de criticar algo ha de ponerse en la piel de la otra persona. Hazle pensar: ¿qué hubieras hecho en esa situación? Este ejercicio repetido en el tiempo hará que el niño adopte una posición comprensiva frente a otros.
4- El niño ha de saber que hay acciones fruto de un descuido y otras motivadas por una acción premeditada. Valorar esto antes de tomar una actitud intolerante o crítica frente a amigos ayudará a ser más comprensivo.
5- Una de las partes más activas de ser comprensivo ante alguien es intentar buscar una solución. Aportar un consejo a un amigo y ayudarle a encontrar una estrategia para su problema hará que el niño potencie el valor de la comprensión
OBEDIENCIA
La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y las tareas productivas. La acción de obedecer es aquella en la que se acatan normas, órdenes, reglas y comportamientos. Aunque el aprender a obedecer parece un valor a inculcar solamente en los niños, toda persona puede, y debe, procurar su desarrollo. La obediencia no se determina por el afecto que puedas tener hacia la persona que autoriza, manda o pide, se concentra en realizar la tarea o cumplir el encargo que se te encomienda, sin pedir nada a cambio.
Aprender a ser obediente
La obediencia forma parte del aprendizaje del control y regulación de la conducta, de la asimilación de las reglas, las cuales irá asimilando primero en el plano externo, haciendo las cosas como el adulto le dice para agradarlo, y ganarse su aprobación y elogio; y posteriormente, si el niño es debidamente estimulado por el adulto, por propio deseo, aprendiendo a controlar su conducta y cumplir las reglas de manera consciente, ya no para agradar a nadie sino por la satisfacción que esto le produzca. El aprender a ser obediente consiste también que se explique el por qué es necesario que se haga las cosas que se le pida, al niño.
El niño puede aprender a ser obediente:
– Sabiendo qué es lo que sus padres o profesores quieren
– Conociendo la satisfacción que su obediencia producirá
– Sabiendo el por qué y el valor de cada orden
– Teniendo claras sus obligaciones y deberes
– Con una enseñanza sistemática de todas sus actividades
– Teniendo reglas en casa y en la escuela
– Cuando siente la aprobación de sus padres cuando es obediente
– Con las experiencias de sus padres
– Cuando siente que con la desobediencia no consigue lo que quiere
– Conociendo la satisfacción que su obediencia producirá
– Sabiendo el por qué y el valor de cada orden
– Teniendo claras sus obligaciones y deberes
– Con una enseñanza sistemática de todas sus actividades
– Teniendo reglas en casa y en la escuela
– Cuando siente la aprobación de sus padres cuando es obediente
– Con las experiencias de sus padres
– Cuando siente que con la desobediencia no consigue lo que quiere