Un análisis del himno nacional dominicano estrofa por estrofa. realizado por el General retirado Ramiro Matos González.
29: Y el incendio que atónito deja 30: De Castilla al soberbio león 31: De las playas gloriosas le aleja 32: donde flota el cruzado pendón.
Lectura Literal: Y el incendio que deja atónito al soberbio león de Castilla, le aleja de las gloriosas playas donde flota el cruzado pendón.
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En la guerra de Restauración, los dominicanos utilizaron la desesperada estrategia de incendiar lo que iban dejando atrás y no podían defender. El más voraz de esos incendios se produjo en Santiago de los Caballeros, el 6 de septiembre de 1863, cuando los dominicanos rodeaban la guarnición española de la fortaleza San Luis y al no lograr desalojarla, el general Gaspar Polanco inició en los alrededores de ese castillo un fuego que se propagó y en poco tiempo destruyó gran parte del pueblo. El general Gregorio Luperón, uno de los participantes en esa operación, recordaba años después que los dominicanos esperaban ver nacer de las ruinas de la ciudad la Restauración de la República. Los españoles, simbolizados en los versos de Prud´homme por el soberbio león de Castilla, en 1865 se vieron forzados a abandonar el territorio dominicano (las gloriosas playas), donde a partir de entonces, volvió a ondear la bandera nacional o cruzado pendón, con sus cuadros azules y rojos alternados por una cruz blanca.
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33. Compatriotas, mostremos erguida 34. nuestra frente, orgullosa de hoy más; 35. Que Quisqueya será destruida36. Pero sierva de nuevo, jamás
Lectura Literal: Compatriotas, mostremos nuestra frente erguida más orgullosos de hoy; que Quisqueya será destruida, pero jamás será sierva de nuevo.
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El poeta Prud´homme afirmaba que el pueblo dominicano había "fatigado a la gloria con la soberbia repetición de más de mil hechos personales de libertad e independencia", y lo exhorta a través del sacrificio, a la vez ratifica su fe en la vocación de independencia de los dominicanos.
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37. Que es santuario de amor cada pecho 38. Do la patria se siente vivir; 39. Y es su escudo invencible, el derecho; 40. Y es su lema: ser libre o morir.
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Para el poeta, el pecho de cada dominicano es a manera de un santuario en cuyo interior vive la patria; su arma (escudo invencible) será la ley (el derecho), y la norma que regirá su conducta será la libertad por la cual está dispuesto a morir.
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41.Libertad! Que aún se yergue serena42. La victoria en su carro triunfal. 43. Y el clarín de la guerra aún resuena 44. Pregonando su gloria inmortal.
Lectura Literal: Libertad que la victoria se yergue serena en su carro triunfal, y aún resuena el clarín de la guerra pregonando su gloria inmortal.
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Al llegar al final de su canto a la patria, el autor percibe eufórico los ecos de los gloriosos triunfos alcanzados por el pueblo dominicano en su lucha independentista: frente a Haití (1844-1856); frente a España (1863-1865); y aun frente al grupo de connacionales que trató de anexar el territorio nacional al de los Estados Unidos de Norteamérica, durante los seis a ños de Buenaventura Báez (1868-1874).
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45. Libertad! Que los ecos se agiten46. Mientras llenos de noble ansiedad 47. Nuestros campos de gloria repiten48. Libertad! Libertad! Libertad!
Lectura Literal: Libertad! Que se agitan los ecos, mientras llenos de noble ansiedad repiten nuestros campos de gloria ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
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En la última estrofa, el poeta incita a que se difundan (que los ecos se agiten) las gloriosas hazañas de los dominicanos que han luchado y seguirán luchando por el ideal de la Libertad.
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El himno nacional es una acción de gracias, es un voto y es una jactancia. Es una acción de gracias que, por haber logrado patria y libertad, que es como decir hogar y persona, eleva la ciudadanía al azul del infinito Providente. Es el voto con el cual se obliga el patrio amor bizarro a prestar las potencias de sus brazos y a ofrendar hasta la última gota de su sangre para nunca perder la patria (…) y es la jactancia de quien se siente más grande que todas las alturas; más fuerte que todos los bríos, y más valiente que todos los leones de la tierra (…) A José Reyes, le cupo la singular fortuna de legar a sus hermanos en la patria la melodía misteriosa que enciende el fuego del patriotismo y anima el sentimiento de la integridad nacional, lo mismo en la paz que en la guerra. He ahí el secreto. Emilio Prud´homme
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