El Congreso Nacional declaró mediante la Ley No. 17-18 el 22 de noviembre de cada año como “Día Nacional del Larimar”, por ser ese día, en el año 1916, cuando el sacerdote Miguel Domingo Fuertes, descubrió la piedra en Barahona.
El Larimar es una variedad de pectolita que solo se encuentra en República Dominicana.
Destacada por su color azul y blanco, y declarada ‘Piedra Nacional’ en el año 2011. Esta gema constituye un símbolo de la identidad y el patrimonio cultural de la nación, como lo establece un comunicado del Ministerio de Energía y Minas.
A través de la ley se designa a que los ministerios de Energía y Minas, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Cultura y Turismo, asignarán parte de su presupuesto para realizar actividades que promuevan nacional e internacionalmente el Larimar como piedra semipreciosa que identifica al país.
Apariencia General
Piedra opaca o translúcida, cálida, lisa, de tonos azules, azules-verdosos, turquesa, grises o incluso rojos; recorridos por manchas o vetas blancas. A veces las espirales blancas forman diseños venosos que recuerdan a los reflejos del agua oceánica sobre el fondo.
Rareza
Fácil de conseguir. Pulida o engarzada es cara.
Procedencia
República Dominicana, Bahamas.
Signo del Zodiaco
Piscis, Acuario.
Atributos
El etéreo larimar es una piedra espiritual capaz de abrirnos la puerta a nuevas dimensiones, estimulando la evolución del Planeta. Irradia amor, paz y tranquilidad. Induce sin esfuerzo un profundo estado meditativo, elevando nuestra conciencia de manera natural, armonizando nuestro cuerpo y alma con nuevas vibraciones. No es extraño que cuando trabajemos con ella de pronto nos evadamos sin quererlo.
A nivel espiritual otorga fortaleza, disuelve los límites espurios que constriñen al yo espiritual, guiando el alma hacia su verdadero camino en la vida. Facilita el contacto con los seres angélicos y la comunicación con otros reinos. Excelente para quienes buscan a su "compañero del alma", facilitando la curación de las relaciones de vidas pasadas y traumas del corazón.
A nivel psicológico, retira los bloqueos y constricciones autoimpuestas. Disuelve las conductas de autosabotaje, especialmente la tendencia a martirizarnos, ayudándonos a sumir el control de nuestras propias vidas. Es particularmente útil para aliviar la culpa y disipar el miedo cuando se atraviesan periodos de estrés y cambios inevitables, permitiéndonos afrontar los desafíos con ecuanimidad. Aporta serenidad, claridad y pensamientos constructivos, estimula la creatividad y nos anima a "seguir el flujo".
A nivel emocional, genera calma y equilibrio. Es un antídoto perfecto de los extremos emocionales, mejora los altibajos y desórdenes bipolares. Sana los traumas del corazón y reconecta con el espíritu juguetón de nuestro niño interior, recuperando la energía alegre de nuestra infancia.
Curación
Sobre el corazón, el tercer ojo o el plexo solar. Para retirar las entidades adosadas y las larvas astrales, nos acariciaremos todo el cuerpo con él. Fomenta la autocuración, calma las dolencias de los cartílagos y la garganta, disuelve los bloqueos energéticos del pecho, la cabeza y el cuello. También puede ponerse sobre las articulaciones constreñidas o bloquedas.
Posición
Sobre la tierra, contrarresta los desequilibrios de la energía telúrica y las tensiones geopáticas. Podemos llevarlo puesto durante largos periodos para asegurar su efecto, o podemos colocarlo sobre los pies mientras nos relajamos.
Rituales
Conecta la energía de la diosa tierra, así que es muy indicada para rituales orientados a la feminidad y a la conexión con la naturaleza. En reflexología, se puede ubicar en el lugar de la enfermedad para limpiar los meridianos corporales.
Limpieza y Recarga
Cualquiera vale.