La campaña del Día Mundial del Suelo tiene como objetivo conectar a la gente con los suelos y aumentar la conciencia de su importancia fundamental en nuestras vidas.
Durante muchos años se han descuidado los suelos. No logramos conectar suelo con nuestra comida, el agua, el clima, la biodiversidad y la vida. Hay que invertir esta tendencia y tomar algunas acciones para su preservación y restauración.
¿Sabías?
El suelo es la base de la alimentación, forraje, combustible y producción de fibra y de los servicios de los ecosistemas y el bienestar humano.
El suelo es la base de la alimentación, forraje, combustible y producción de fibra y de los servicios de los ecosistemas y el bienestar humano.
Es el depósito de al menos una cuarta parte de la biodiversidad mundial, y por lo tanto requiere la misma atención que la biodiversidad por encima del suelo.
Los suelos juegan un papel clave en el suministro de agua limpia y la resistencia a las inundaciones y sequías. La mayor tienda de carbono terrestre está en el suelo para que su conservación pueda contribuir a la adaptación del cambio climático y su mitigación.
Los suelos también sirven como una plataforma y la fuente para la construcción y materias primas. El mantenimiento o la mejora de los recursos mundiales de suelos es esencial si necesidad de la humanidad por la comida, el agua y la seguridad energética es que se cumplan.
Responsabilidad Social
Es un deber de todo agricultor y cada ciudadano asegurar que el suelo no sea destruido y que mantenga su capacidad productiva a través del tiempo. En otras palabras, se debe asegurar la sustentabilidad de la producción agrícola y de la producción de alimentos. Sustentable o sostenible significa para siempre, es decir, una agricultura que promueve una regeneración perpetua.
Una agricultura sustentable o sostenible mantiene producciones altas indefinidamente, sin dañar el suelo y el medioambiente. Con ello, se procura mantener y/o mejorar la productividad, de manera a que las generaciones futuras puedan obtener económicamente producciones iguales o superiores a las que se obtienen actualmente mejorando la calidad de vida.
Practicando la agricultura de conservación, mediante el sistema de siembra directa, la cobertura permanente del suelo con una buena cantidad de residuos de cosecha, y mediante el uso de la rotación de cultivos, se consigue alcanzar el objetivo de la sustentabilidad agrícola.
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