La Convención sobre los Derechos del Niño y el adolescentes es el tratado más ampliamente ratificado en la historia. En él se establecen los derechos que es preciso convertir en realidad para que los niños y niñas desarrollen su pleno potencial y no sufran a causa del hambre, la necesidad, el abandono y los malos tratos.
La Convención refleja una nueva visión sobre la infancia: los niños y niñas no son la propiedad de sus familias ni tampoco son objetos indefensos de la caridad.
Son seres humanos y son también los titulares de sus propios derechos. La Convención ofrece una visión del niño como un individuo y como miembro de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades apropiados para la edad y su etapa de desarrollo.
La Convención sobre los Derechos del Niño ha sido ratificada por 192 países, incluyendo América Latina y el Caribe, desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas la aprobó de manera unánime en noviembre de 1989. Mediante la ratificación, los países se comprometen a cumplir con un código de obligaciones vinculantes a favor de la infancia.
Gracias a la Convención, los derechos de la infancia se encuentran en el primer plano de la agenda internacional en pro de los derechos humanos, y la sociedad debe asegurar su cumplimiento como una obligación jurídica, un imperativo moral y una prioridad en materia de desarrollo.
La misión de UNICEF consiste en proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes para contribuir a resolver sus necesidades básicas y ampliar sus oportunidades a fin de que alcancen su pleno potencia. Para ello, UNICEF se rige bajo las disposiciones y principios de la Convención sobre los Derechos del Niño.
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